Primero, el lenguaje de la fe no trata de crear una falsa realidad. A veces los que escuchan la palabra «fe» piensan que esta es una manera de negar la realidad. Lo que no es verdad. Por ejemplo, el lenguaje de la fe no niega la existencia de la enfermedad, ni ninguna otra cosa como la bajeza humana o la maldición que ha caído sobre el hombre como consecuencia del primer pecado. No es un lenguaje de «pretensiones», como si sólo pronunciando ciertas palabras, pudiéramos salir de la pobreza, la enfermedad,
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